El templo en la ciudad es centro ideológico y ceremonial y centro de
decisión y organización. Los espacios destinados a morada divina están
flanqueaos por espacios para la reunión de los fieles (patios), y
espacios donde se guardan las provisiones y se realizan tareas
económicas y administrativas. En el período Protodinástico, el centro
directivo se sitúa aparte, como “palacio”, mientras el templo, conserva
sus funciones de culto y sus consolidades funciones económicas, aunque
integradas en la organización estatal. La visión mesopotámica reúne
templos, palacios y casas familiares en la categoría unitaria de “casa”,
en el sentido de “unidad productiva” y administrativa, célula básica de
la sociedad. El “palacio” establece con las demás casas una relación de
dependendia y tributariedad.
Después del primer palacio de Yemdet Nasr, a partir del PIIIa aparecen palacios en el sur (Eridu) y el norte (Kish, Mari).
Después de la aparición de palacios laicos sigue siendo muy importante
la función económica del templo, aunque condicionada por el palacio. La
red de propiedades y actividades económicas de los templos se organiza a
través de la familia real, cuyos miembros son “titulares humanos” de
los templos.
El templo deja de ser el centro y se convierte en una célula del estado
palatino; se ocupa de la administración, el almacenamiento, los
servicios y la producción primaria.
La población de las aldeas tiene que contribuir a la acumulación central
de productos mediante la cesión de una parte del producto, o mediante
prestación de trabajo. La organización central penetra en el campo
mediante obras de infraestructura y por medio de funciones
administrativas.
Aunque amplias capas de la población permanencen “libres” en sus aldeas,
y sólo dependen de la ciudad-estado como pagadoras de trubutos y
prestadoras de trabajo, la parte de la población que depende del templo
de forma integrada es cada vez más numerosa; esta diferencia comienza a
convertirse en una superposición económica de carácter clasista. A
medida que los aldeanos se empobrecen y sus miembros se ven obligados a
vender las tierras, se forma un campesinado no propietario que no tiene
más remedio que depender del centro para sobrevivir.